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Familiares y amigos

Las fracturas no solo condicionan a quien las sufre sino también a las personas que están a su alrededor, en especial sus familiares y amigos. No en vano, son varias las campañas de concienciación puestas en marcha para hacer ver la osteoporosis como un “asunto de familia”, poniendo el foco en el impacto que la carga de la enfermedad tiene sobre los cuidadores. Sin olvidar que la osteoporosis puede ser una enfermedad familiar ya que puede afectar a varias generaciones en una misma unidad dado que la genética puede ser un factor de riesgo.

Cuidar del estilo de vida de toda la familia repercute en un estilo de vida ‘óseo saludable’. El hecho de que la osteoporosis sea una enfermedad infradiagnosticada hace necesario que sea el propio paciente y sus familiares quienes revisen los factores de riesgo y acudan al médico antes de que sea demasiado tarde y se pueda llevar a cabo una prevención primaria de las fracturas por fragilidad.

En ese sentido, son necesarios: un diagnóstico temprano y preciso de la osteoporosis y una evaluación precisa de los factores de riesgo de fracturas, así como el acceso a intervenciones efectivas y a un plan de manejo de la enfermedad a largo plazo consensuado entre todos los agentes implicados. El objetivo es brindar a los pacientes el apoyo de la sociedad y el sistema sanitario para asegurarles una vida activa e independiente.

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El coste familiar de la osteoporosis es muy alto, por lo que se deben promover programas de diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. Las fracturas suponen una limitación para el paciente que, en función de la gravedad, puede llegar a incapacitarle para llevar una vida normal. Una situación que puede terminar lastrando a aquellas personas que conviven con el paciente o que están a su cuidado.

Tampoco hay que dejar de lado la situación laboral que se le puede plantear a la persona que sufra una fractura si se encuentra en estado laboral activo. El dolor crónico de origen óseo tiene como consecuencia un incremento del absentismo laboral, que va acompañado de un elevado gasto social y sanitario.

En el caso de las personas de edad más avanzada, es prioritario prevenir las caídas para evitar reducir su movilidad e independencia, lo que redundará en una mejor salud para el paciente y para sus cuidadores y familiares.